Se acaba otro año universitario el cual ha estado lleno de proyectos, intenciones, intereses, momentos buenos y otros algo más agobiantes, en definitiva se acaba otro año en el que he puesto todas las ganas del mundo para que mi formación como maestra sea lo más rica posible.
En relación con la asignatura he de decir que el "miedo" que tenía al iniciar el curso debido a mi desconocimiento, se ha ido disipando a medida que avanzaba el mismo. Ha sido muy bonito y, en mi opinión, necesario, conocer los distintos puntos de vista que ha habido sobre la educación a lo largo del tiempo. Como futuros maestros esto nos interesa y debemos tener en cuenta todas las evidencias y estudios que existen sobre cual es el método más efectivo para impartir nuestras clases y que no sigamos cometiendo los mismos errores que se cometían en el pasado, pues si de algo sirve la historia es para crear un futuro mejor en todos los aspectos.
La metodología utilizada a lo largo de la asignatura me ha parecido realmente interesante ya que, más que limitarse a aspectos teóricos, ha intentado involucrarnos en esa teoría para que a través de practicas, proyectos e investigaciones podamos comprender mejor la teoría tratada en Tendencias Contemporáneas de la Educación. Después de todos los conocimientos que hemos adquirido a lo largo de la carrera universitaria lo que más me ha quedado claro es que el mejor modo de aprender y de formarnos, tanto niños como adultos, es a través de la práctica y la experimentación, y está asignatura lo ha conseguido.
Ahora solo queda la recta final, la más agobiante pero, quizás, el momento perfecto para demostrar todo lo que hemos aprendido a lo largo de este año, el segundo año de cuatro. Nos queda la mitad de la carrera y estoy viviendo momentos tan fascinante que me gustaría que el tiempo transcurriera más despacio para poder saborearlos bien, para poder detectar todos los ingredientes de este momento tan especial para la vida de cualquier estudiante, para ser consciente de si escasea alguno de esos ingredientes y poder solucionarlo para que el plato final sea digno de las "tres estrellas Michelín".
Ya me despido no sin antes haceros conocedores de mi objetivo: quiero marcar la vida de mis futuros alumnos del mismo modo que algunos profesores marcaron la mía y para ello solo es necesario una cosa, tener una combinación perfecta de ganas, interés, motivación, formación, carisma e incluso una pizca de suerte que nunca viene mal en los tiempos que corren.
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